lunes, 25 de febrero de 2013

La cápsula del tiempo: diversión para adultos



Con La cápsula del tiempo nos encontramos ante una versión muy particular y madurada de los clásicos Elige tu propia aventura llevada a cabo por Miqui Otero. La novela fue publicada por Blackie Books en 2012, y yo la pude conseguir por los pelos porque la primera edición se agotó en fechas navideñas. Aún así me recorrí unas cuantas librerías hasta hacerme con un ejemplar para regalarle a mi novio. A él le gustó mucho, y ahora por fin pude leerlo yo (que era uno de los principales propósitos del regalo, ejem, ejem...).

Y es que precisamente lo mejor de este libro es que puedes regalarlo, o dejarlo, o recomendarlo, y sabrás que en el fondo cada uno de vosotros estará leyendo un libro distinto. No solo por las elecciones que pueda tomar cada uno, que pueden dar un total de 37 tramas diferentes, sino porque lo que de verdad hace especial a este libro es el protagonista, y ese protagonista eres tú.

Esto no solo me ha parecido muy original y curioso, sino también una valentía. Más allá de meterte de lleno en su propio universo literario, Miqui Otero se atreve con un libro narrado en segunda persona, y los resultados son buenos. A mí esto sí que me ha llamado la atención, porque aún recuerdo cuando en la facultad se estudiaban los textos narrativos y los tipos de narradores, que el narrador en segunda persona era un concepto que resultaba muy abstracto, y además de encontrar pocos ejemplos solían funcionar bastante mal. No es este el caso.

El argumento del que se parte es bien sencillo: es la noche de Reyes, se ha desatado una borrasca y mientras estás en el metro piensas si es buena idea o no acudir a esa reunión con tus amigos de la infancia para abrir esa cápsula del tiempo que enterrasteis en un antiguo acuario abandonado. A partir de ahí tú tomarás las riendas, y es que básicamente del poder de las decisiones es de lo que trata el libro. Ya nos queda bien claro en el prólogo:

La vida es una gincana de dudas, y yo solo te puedo aportar una certeza genuina: nos vamos a morir; y un único consuelo: no seremos los únicos.

Os invito a que lo leáis y experimentéis con vuestro propio yo. Podéis jugar a ser vosotros mismos y basar todas las decisiones en vuestro propio criterio, o ser otra persona totalmente distinta y hacer las locuras que jamás haríais en la vida real. Puede ser un buen experimento comprobar a dónde os llevaría cada una de estas posturas, ¿verdad?


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